Los indígenas warao en su peregrinación por tierras de Boa Vista, Roraima (como refugiados, apátridas o migrantes) se despiertan con la Pascua de Padre Josiah K´Okal. Y desde esta brota la esperanza.
Por Juan Carlos Greco *
Esperanza
Con la llegada del 2024, en nuestro calendario el nuevo año, hemos reflexionado profundamente acerca de la esperanza, tanto en el poder que produce tenerla como en la desesperación que puede consumirnos cuando parece desaparecer.
La esperanza permite que sobrellevemos dificultades aparentemente insuperables y muchas veces es lo único que nos impide ceder en los momentos oscuros de la vida, entre dudas e inseguridades. Esta puede ser lo único que nos ayuda como seres humanos y más a los migrantes, a sobrevivir incluso ante las mayores adversidades.
La esperanza es la base sobre la que se ha construido un pequeño proyecto a partir de los indígenas warao aquí en la ciudad de Boa Vista. Es la esperanza de poder construir un mundo en el que se protejan y defiendan los derechos y el bienestar de esta generación y de las futuras. Pero una esperanza que basa en la fe no solo en un optimismo o en el ser positivo.
Aunque la esperanza es tremendamente poderosa, también puede ser frágil, especialmente cuando choca con las realidades más duras que nos depara el mundo del migrante. Y este inicio de año ha sido especialmente duro para los warao de todo “canto”, pues el dolor de uno es el del otro. Y fueron muchas separaciones físicas que se presentaron en pocos días: las partidas de Padre K´Okal, del Aidamo Felipe Moraleda, el ex político Joel Ramos, el amigo Regino Reinosa, la joven Betsi –esposa de José Ángel-, y la lista podría seguir.
Del llanto al alegre compromiso
Detrás de cada una de estas personas hay una historia de sufrimiento y alegría, de entrega e ilusiones: cada una cargaba esperanza. Como no queremos quedarnos llorando e inmovilizados, decidimos pasar de la memoria al compromiso. Y el pequeño proyecto marca este soñar dar un paso. Desde las tres “P”: Poco, Pobre y Posible.
Estos son tiempos oscuros, especialmente para los warao migrantes y refugiados en Boa Vista, (o por el resto del Brasil). En nuestro servicio misionero con personas en situación de movilidad humana intentamos sembrar esperanza, ya que esta escasea entre muchos.
Pero como dijo el Dr. Martin Luther King: “Sé, de alguna manera, que solo cuando está lo suficientemente oscuro puedes ver las estrellas”. Creo que esto es cierto. Creo que, si miramos lo suficiente, podemos ver las estrellas. Podemos ver las señales de esperanza que nos muestran que es posible hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Mirando al cielo tenemos estrellas con nombres: K´Okal, Felipe, Adrismar, etc. Mirando hacia abajo tenemos estrellas: una innumerable cantidad de niños y adolescentes que son representan nuestra mayor esperanza para construir un mundo mejor y más santo. Debemos redoblar nuestros esfuerzos en su favor en 2024 y en los años por venir, por eso comenzamos con un pequeño proyecto pastoral que intentaremos realizar dentro de los refugios (a los cuales no tengo acceso, pero puedo acompañarlos por los Medios de comunicación, o desde la calle donde celebramos las Misas) o en las ocupaciones espontaneas.
Formación a todo nivel
Para sembrar esperanza se apunta a iniciar un camino de formación a todo nivel (aunque aún no contamos con los diferentes recursos confiamos en la providencia de Dios) para caminar con algunos en vista de fortalecer la fe y recibir algunos sacramentos. Para otros para crecer en la fe y en el compromiso misionero.
También soñamos con pequeños grupos que puedan rezar en comunidad el Santo Rosario y con el compartir sus intenciones y agradecimientos. Ojalá de a poco podamos ir rezando en los tres idiomas: español (que nos une con el resto de los refugiados y migrantes), warao (fortaleciendo el idioma) y en portugués (lo que permite margullarnos más en la realidad de la Iglesia local).
Salimos del encuentro decididos
Si nos guiamos por lo que ha ocurrido en el 2023, este año tampoco será fácil y habrá dificultades por delante. Pero podemos elegir ser valientes. Podemos optar por asumir compromisos audaces y tomar medidas decisivas para mantener la cultura, la espiritualidad, el orden y equilibrio personal y comunitario. Y podemos invertir más tiempo y fuerzas en servicios que necesitan nacer o desarrollarse de forma armoniosa en favor de otros no warao (jotarao).
* Padre Juan Carlos Greco, IMC, Servicio Itinerante para personas en Movilidad Humana en Roraima.