Universitarios y Profesionales en Misión

Se trata de uno de los Programas de la Animación Misionera Juvenil y Vocacional de los Misioneros de la Consolata en Colombia, enmarcado en el Proyecto “Otro Mundo Posible” o Reino de Dios propuesto e implementado por el Señor Jesús. Al servicio del cual nace y debe de estar la Iglesia, “una – santa – católica”, de la cual hacemos parte y con la que servimos al mismo Proyecto. 

Equipo de misión *

La Profesión al servicio de la Misión

Convocados entre viejos amigos, participantes del Proyecto Otro Mundo Posible, nuevos conocidos y visitantes curiosos e inquietos, por medio de las redes, acudieron 19 jóvenes y dos Presbíteros, Misioneros de la Consolata. Todos de diferentes lugares (Manizales, Medellín, Bogotá, Bucaramanga, Florencia, Cartagena, Paraguay). Unos, con diversas profesiones (ingenierías, contabilidad, área de la salud, del comercio, de la comunicación, psicología, política, pedagogía, lenguas, filosofía, teología). Otros, estudiantes en diferentes universidades, hombre y mujeres, entre 17 y 35 años.

La metodología F.E.P.: Formación – Espiritualidad – Pastoral, integrada en un mapa misionero, los orientó en el territorio de misión: los pueblos de Santana, Ararca y Barú.  

Si bien hay mapas (físicos, culturales, religiosos, turísticos, etc.) elaborados por especialistas, que sirven mucho a misioneros y visitantes, turistas y moradores locales, en este caso los mismos jóvenes misioneros, como parte del F.E.P., elaboraron un mapa actualizado y práctico, iluminados por el especialista Jesús de Nazaret “quien no mira la realidad desde lejos, sino que desembarca, camina y ve sintiendo compasión” (Mónica Benavides, Lectura teológica del habitar el territorio, CELAM, 2023), inspirados en el texto bíblico de Mc 6,34-42.

Mapa misionero

Llegamos a Cartagena de Indias, histórico puerto colonia, colombiano, territorio misionero del español Pedro Claver, “esclavo de los negros”, como el mismo se denominó, en el siglo XVII. Allí esparció la consolación divina en moldes humanos, donando su vida hasta la santidad. Reconocido Santo, es presentado por la Iglesia como Patrono de la misión en los contextos Afro y testigo del “Dios de toda Consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones …” (1Cor 1, 1ss). Visitamos el centro histórico y nos fuimos adentrando en el territorio de nuestra misión, entes de llegar a Pasacaballos, corregimiento del Distrito de Cartagena, perteneciente a la localidad 3 (Industrial y de la Bahía). Ubicado en la desembocadura del Canal del Dique, a 18 kilómetros de la ciudad y con aproximadamente 20.000 habitantes.

Ya en la sede de la Parroquia, dedicada San Jerónimo, dialogamos con el P. Edinson Escalona, joven párroco allí, desde hace cuatro años. Recordamos juntos la presencia pasada de los Misioneros de la Consolata, con el “Equipo de la Bahía y la Opción misionera Afro”, en ese territorio. Compartimos visiones, programas y tareas. Luego salimos para la grande isla de Barú, en dos Equipos: uno para Santana y Ararca y el otro para Barú. Cada uno coordinado por algunos líderes juveniles de mayor experiencia y acompañados de un Sacerdote. Ambos con el mismo plan de Pastoral y con tiempos de Formación, Espiritualidad y recreación (playa) en común. 

Con los ojos de Jesús

Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente” (Mc 6,34). Salimos y caminamos el territorio, registrando la información que nos brindaba la realidad: personas, familias, puestos de salud, centros educativos, espacios de servicios públicos, turísticos, culturales, de negocio, de seguridad, diversión, ocio, deporte, etc. Así, cada Equipo fue recolectando partes de la realidad para armar el mapa misionero, mientras escuchábamos las personas con su característico acento y lenguaje costeño, a veces opacado por la invasiva música ambiental.

Del compartir los aportes recogidos en los recorridos, los encuentros, la mirada y la escucha, como Jesús con sus discípulos cuando “se le acercaron y le dijeron: el lugar es despoblado y se hace tarde” (Mc 6,35), salió nuestro mapa Pastoral o plan de acción para la misión, con el cual oramos y nos organizamos.

Manos a la obra

Las opiniones y propuestas fueron ricas y variadas, motivo que alargó el discernimiento y la toma de decisiones, antes de la acción. Más o menos como les había sucedido a los discípulos con el Maestro Jesús: “Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer. Él les contestó: denles Ustedes de comer”. Ellos le dicen ¿“vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?” Él les dice: “Cuánto panes tienen? Vayan a ver”. Después de haberse cerciorado, le dicen: “cinco panes y dos peces”.

Una vez puestos de acuerdo definimos una manera de organizar la gente: niños, jóvenes, mujeres, familias, con algunas actividades diferenciadas y otras en común. Siempre guiados por el pedagogo misionero, Jesús, que “les mandó para que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se organizaron por grupos de cien y de cincuenta” (Mc 39-40). Nosotros también nos organizamos, definiendo, claramente, quién hacía qué, cuándo y en dónde.

Así vivimos todos la misión ocupados y empeñados, de dos en dos o en tres, en actividades específicas y con grupos diferenciados. Todos juntos, con la gente, celebramos los mejores momentos, sacramentales unos y lúdicos o sociales otros, como el de la visita, breve pero cargada de dulces típicos, del Señor Arzobispo, Mons. Francisco Javier Múnera, misionero de la Consolata. Todos impulsados por la agitación y la exuberante alegría de los niños, al ritmo de villancicos, maracas, pitos y panderetas. Todos felices con el Niño de la fiesta, un tanto embolatados entre regalos, provenientes de diferentes fuentes y la conciencia diciéndonos que “navidad no es para recibir sino para dar”.

Evaluación

Al final, bañados en sudor y con los morrales listos para regresar a los lugares de origen, evaluamos entre nosotros y compartimos con el Párroco, P. Edinson, anécdotas, logros y dificultades encontradas en la misión vivida, junto con algunas recomendaciones o sugerencias, solicitadas por él mismo. Celebramos la Eucaristía con la comunidad parroquial, agradecimos y nos agradecieron.

Con Jesús, nuestro líder en la misión, constatamos que “Comieron (comimos) todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos de panes y también de peces” (Mc 6, 42-43).

Del reciclaje, una parte la llevamos en la memoria de nuestro corazón, otra la entregamos al Párroco y el resto lo dejamos, en forma de semilla, para quien la quiera cultivar.  

*Equipo de misión, universitarios y profesionales 2023, en Pasacaballos – Bolívar

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